miércoles, 28 de marzo de 2012

"Paja Mojada"

Antonio Díaz de los Reyes es cazador, escritor y editor y ha escrito un texto genial en el que pone los puntos sobre las íes a los ecologistas. El texto, que reproducimos a continuación, se titula "Paja Mojada". Pasen, lean y disfruten.



Estoy verdaderamente cansado de tener que pedir perdón sin motivo y sin sentir remordimiento alguno. Estoy harto de justificar una postura, mi postura, cuando tengo la conciencia tranquila y nada que acreditar. Estoy aburrido de oír siempre la misma cantinela. ¡Basta ya, se acabó! ahora os va a tocar a vosotros oírme.
Hasta hoy he tratado de contemporizar, razonar y dialogar con vosotros…. ¿Y he conseguido algo? No, rotundamente no ¿Sabéis por qué? Pues sencillamente por que mis razonamientos, explicaciones, alegatos y toda mi buena disposición no se ha interpretado como señal de respeto y compasiva práctica para marchar unidos, se ha interpretado como debilidad, como cobardía. Habéis pensado o creído es tonto en lugar de decir es prudente. 
Pues bien, tonto o prudente ahora me da igual, ahora voy a deciros lo que pienso de vuestro colectivo aunque a algunos os chirríen los oídos. Ahora voy a exponeros, indocumentados ecologistas de salón, la realidad de cómo están las cosas. Voy a explicaros quien conserva la naturaleza, protege a las especies, paga los gastos y gestiona con solvencia el medio ambiente. Os mostraré quien se afana en que nuestros nietos, y los suyos también señor ecologista, encuentren casi intacta esa naturaleza, que parece no poder vivir sin vuestra defensa, pero que si fuera por vosotros, moriría desangrada. Esos que se preocupan son los cazadores, y hasta tal punto lo hacen que si no existieran, habría que inventarlos. 
No quiero convenceros de nada ya que vuestra mediocridad intelectual y fanatismo moral os impide cualquier acercamiento a ningún pensamiento o concepto que no sea el que con ofuscado delirio defendéis. Lo que quiero deciros ahora es lo que por educación he silenciado antes. Lo que deseo aclararos es que no siempre el que calla otorga. Lo que pretendo explicaros es que he sido prudente y no tonto. Lo que ambiciono expresaros es que sois unos mamarrachos que hasta hace pocos años creíais que el campo era para los lobos y ahora os erigís en sus salvadores.
Hace años, el hijo de uno de los visitantes al Coto de Doñana, cuyo grupo tuve que acompañar durante un día, le preguntó a su padre en mi presencia si era verdad que los venados cambiaban la cuerna cada año y dejaban la antigua tirada en el campo, como le había explicado uno de los guardas. El padre, hoy reconocido ecologista o sea ilustre camarada de usted, le contestó algo así: Hijo, te han engañado, ¿no te das cuenta que si eso fuera verdad no se podría salir al campo de cómo estaría esto de “cuernos”? ¿Lo recuerdas Javier? Espero por tu bien que tu hijo lo haya olvidado. 
Existen muchas diferencias entre ustedes y yo y lo que representamos cada uno, pero la principal de todas estriba en que su grupo defiende la naturaleza y el mío siente amor por ella. Como dice Juan Luis Oliva de Suelves, los amantes estuvimos ahí desde siempre y los defensores habéis aparecido en los últimos años. Vosotros no le tenéis afecto sino temor a que se deteriore y ante vuestra manifiesta incapacidad de solventar ese problema, primordial en vuestra vacía existencia, arremetéis contra el cazador con vuestra radical y audaz ignorancia. Tampoco confío en veros arrepentidos pues como dijo Marco Aurelio, el arrepentimiento es una especie de reproche a si mismo y vosotros no tenéis agallas para reconocerlo. 
Vuestra milicia es como la paja mojada. No arde bien pero produce mucho humo negro. El tiempo os pondrá en vuestro ridículo lugar -y lo sabéis- pues vuestros argumentos se caen por su propio peso. Pero mientras eso ocurra, lamentablemente la humareda seguirá provocando mucha confusión.
Siempre os he tomado por imposibles, pero últimamente veo maldad en muchas de vuestras actuaciones. Bien es verdad, ya lo advirtió Pérez-Reverte, que un prepotente a base de dedicación y ejercicio, puede convertirse en el peor de los malvados precisamente por eso, por prepotente o por imbécil. Emulando al coro de brujas de Dido y Eneas, podéis gritar bien alto El daño es nuestro deleite y el mal nuestra habilidad.
Soy cazador, sin excusas, sin justificaciones, sin pedir perdón por serlo. Lo hago por que me gusta, por que lo considero necesario y además pago por ello. ¿Paga usted señor ecologista algo más que el recibo mensual de la absurda organización defensora de la naturaleza a la que pertenece? Mientras lo piensa, le voy a contar algo: Hace 40 años en un viaje de 10 días a la Meseta del Pamir, como mucho y con mucha fortuna, se veían dos o tres argalis de Marco Polo. La suerte parecía echada y las cartas le venían mal dadas a esos pobres ungulados. Pero empezó el enorme interés cinegético por esos grandes carneros y empezaron a llegar cazadores y con ellos sus dólares. Comenzó a gestionarse la caza y…… ¡milagro! Hoy ver grupos de 10 ó 20 ejemplares desde el primer día de caza es asunto bastante normal. 
Señor ecologista, no creo que sea muy difícil, incluso para usted, averiguar quien y por qué se han salvado los Marco Polo. ¿Sabe usted por qué? ¿Por el dinero que usted aporta? Pues ¡No! ¿Por su verborrea incontenida? Pues ¡Tampoco! ¿Por su decidida y valiente postura seudo-progresista? ¡Frío, frío…..! Le voy a ayudar. Se ve esa cantidad de carneros -le refresco la memoria, hace apenas 40 años casi extinguidos- por el dinero y la gestión de los cazadores. Por el abultado montón de dólares que el cazador paga por abatir un ejemplar de los escasos permisos que se conceden al año. Moléstese un poco, haga algo y entérese del número de permisos anuales, luego multiplique, -si es que aún lo recuerda - por el número de dólares que vale la licencia y rectifique con la calculadora cuando se sorprenda con el resultado.
Con ese dinero se protege, se guarda, se cuida y se conserva garantizando el futuro de la especie y su ecosistema para que nuestros nietos -le repito que los de usted también- puedan conocer ese entorno por el que su camarilla, desde sus casas, están tan preocupados. La realidad es así y lo demás son gaitas.
¿Quiere cambiar de continente? Vámonos a África que a lo mejor le interesa saber algo sobre la salud del leopardo africano. Pues mire, enfático defensor de las pieles manchadas, el leopardo goza de buena salud, espléndida, diría yo. Dudo que le agrade la noticia, pues esta situación, por verdadera y comprobable, seguro que destroza su discurso. De verdad que lamento su disgusto, pero no tenía más remedio que instruirlo. Y créame, estoy capacitado para ello, pues mientras usted, señor protector a ultranza, ve por vigésima vez su colección de cintas de video de National Geographic, yo in situ, puedo dar fe de lo que estoy diciendo -a pesar de sus orquestadas y ruidosas campañas en amparo de estos felinos y de sus gritos de ejército de salvación- y los he visto criando hasta en los alrededores de los basureros de los poblados indígenas, y a plena luz del día. Incluso estando permitida su caza.
Compruebe lo que le digo y si después de evidenciarlo sigue con su subjetiva y desinformada perorata como si de un dogma religioso se tratara, sería muy recomendable su pronta visita a un psiquiatra. 
Hace más de cuarenta años Álvaro Silva, Antonio Camoyán, Javier Torres y yo hacíamos fotografías, miles de fotografías en el Coto de Doñana y que según Tono Valverde sirvieron para dar a conocer al mundo las desconocidas imágenes del futuro Parque. Dos años después publicamos el primer libro de Doñana enteramente español con destino a siete países y traducido a cuatro idiomas para que en el extranjero se pudieran conocer estas maravillas y contar con el importante apoyo económico del exterior.
Le cuento esto, indigno urbanita y anónimo ecologista, para que se entere que yo aporté mi grano de arena, más bien un gran pedrusco y que también soy naturalista -lo prefiero a ecologista, es más juicioso- del bando que usted considera exclusivamente suyo. Por lo tanto tengo un motivo más para tener derecho a hablar con fundamento pues como puede ver, antes que ladrón fui fraile. ¿O se dice al revés?
Y usted, ¿se ha gastado algún euro en mostrar algo sobre el Pirineo, Picos de Europa, Montes de Toledo o Serranía de Ronda para acercar esos maravillosos lugares a las gentes que les coge a trasmano? ¿Les ha proyectado fotografías o películas de estos parajes a quien lo desconoce? Debería hacerlo. En serio, debería hacerlo y de paso decirles también y sin sonrojo ni sofoco, que un tanto por ciento muy importante del mantenimiento de esas zonas privilegiadas se consigue con la aportación del mundo de la caza. 
¿Que participación habéis tenido en repoblar de cervuno enormes y malas dehesas andaluzas y extremeñas, convirtiéndolas en verdaderos paraísos a pesar de vuestras odiadas mallas cinegéticas? ¿Quien si no los cazadores fueron los que consiguieron que Doñana llegara intacta hasta nuestros días para disfrute de todos incluso de vosotros utópicos e incoherentes individuos? ¿Quien invierte en conservar la fauna, cinegética o no, más dinero que el Safari Club International salvaguardando espacios naturales y haciendo una política de protección efectiva sin manifestaciones y alharacas?
Me temo que no me entiende y creo que no merece la pena perder el tiempo en discutir con usted ni siquiera para sacarle de su error. Es como hablar de las vidrieras de una iglesia. Para quien está dentro, los vitrales parecen arder con el sol. Pero quien se encuentra fuera, solo ve un gris monótono y polvoriento. Aunque los dos nos describiéramos lo que estamos viendo, incluso a gritos, nunca llegaríamos a entendernos.
Mi padre me enseñó a no pronunciarme sobre los asuntos que desconocía. Si en España solo se pudiera hablar de lo que se sabe, -ya lo dijo Azaña- el silencio sería clamoroso.
¡Hasta nunca, majaderos!"
Estos son los artículos a los que replica Antonio Díaz de los Reyes en su escrito:

20 minutos: 
http://blogs.20minutos.es/cronicaverde/2012/03/06/los-cazadores-disparan-a-la-dignidad-de-la-mujer/  
Ecologistas en Acción a través de una noticia aparecida en Agrestecaza: http://www.agrestecaza.com/ver_noticia.asp?id=3331

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