jueves, 19 de enero de 2012

FUGAS DURANTE LA CAZA

La inmensa mayoría de los perros que se fugan en la península Ibérica son perros de caza. Lo hacen para cazar más allá de donde le apetecería al dueño; para liberarse del freno de buscar a fondo en un pequeño terreno y buscar despreocupadamente en grandes espacios. Se escapan para dar rienda suelta a su afición, cazando descontroladamente, sin la presencia del cazador.

Otras veces el animal no tiene intención de fugarse, pero cuando está trabajando correctamente, se ve sorprendido por el salto de un animal prohibido y sale disparado tras él. O se ve vencido por la tentación de un rastro prohibido.

Muchos cazadores de pluma desean perros especializados en aves, que no se fijen en conejos y liebres. Dicen que los rastros de los animales de pelo les bajan la nariz y les acorta el radio de búsqueda olfativa.

El objetivo no es nada fácil. Y es normal ver sucumbir a la tentación de las liebres a grandes campeones adiestrados y conducidos por grandes adiestradores.

Cuando la liebre se ve sorprendida por un perro que busca aves, inicia una carrera que supone una tentación difícil de superar para el pobre perro. Durante la carrera, en un buen cazadero, es fácil que coincidan con otras liebres. El buen perro tiende a seguir a la última liebre, a la que corre con mayor rapidez porque está más fresca. En esta desigual carrera, las liebres con sus relevos pueden alejar al perro literalmente varios pueblos. Se dice que los perros pueden llegar a morir como consecuencia de un fallo cardíaco. Pero lo que sí ocurre es que el perro termina agotado y totalmente desorientado. Enfrascado en la persecución no ha recogido referencias y no sabe volver hasta el dueño.

Los montes de nuestra península se están llenando de corzos, zorros y jabalíes. Su rastro también resulta provocador de fugas extensísimas para los perros especializados en otra clase de caza, resulta habitual en nuestras tierras la fuga de animales tras los corzos, incluso los animales en la caza del jabalí.

El problema de las fugas en los perros de caza se ha incrementado muchísimo en los últimos 20 o 25 años, porque ningún criador quiere criar perros cortos. Las competiciones de caza, con su publicidad y enorme influencia, han contribuido especialmente a que hoy se seleccionen perros que cazan más rápidos y más lejos.

Por ejemplo: la transformación sufrida por el bretón muestra el cambio en este sentido que se está produciendo en la raza. Hace unos años, en mis inicios recuerdo que el bretón se decía que era un perrito que cazaba pegadito al cazador. Se decía que era un perro dejubilados. Hoy los bretones ocupan los primeros lugares en las pruebas de trabajo.

Estos perros portadores de esta dinamita en la sangre pueden superarnos y llevarnos a la desesperación.

No puede con él. Todo son gritos llamándole. El perro se va, viene, no respeta el trabajo de otros perros, levanta la caza lejos, donde es imposible tirarle. Algunos amigos ya no quieren ir con nosotros. ¡un desastre!

El problema también afecta a los perros de compañía. Se da preferentemente en razas medianas y grandes.

Hace unos años, cuando las razas nórdicas disfrutaban de su pleno apogeo, las consultas se sucedían continuamente.

Por supuesto que el perro doméstico se fuga por los mismos motivos que un perro que está cazando, pero aquí se evidencia algo más: un ansia de libertad. Muchos perros, como muchas personas, muestran una necesidad periódica de airearse.

Hay perros que no se van nunca, pero hay otros que necesitan hacer un excursión de vez en cuando. Es como si tuviesen un reloj interior que les llama a la fuga, como llama el estómago a la comida.

Es una conducta compleja, de evidente raíz genética que se desarrolla precipitadamente cuando el perro tiene ocasión de practicarla. Se crea adicción a la fuga muy rápidamente.

El perro que se ha ido, ha cometido una falta grave, pero cuando vuelve, no puede ser castigada, porque es peor.

Realmente, el castigo complicará en el futuro el retorno, y si no se castiga, se está tolerando la conducta y agravando el problema.

Consecuencias

El perro de caza que se fuga corre peligro de extraviarse y de ser robado. Y también puede provocar accidentes de tráfico.

El problema de las fugas en los perros de caza se ha incrementado muchísimo en los últimos 20 o 25 años, porque ningún criador quiere criar perros cortos

Pero la peor consecuencia es la decepción del propietario. Normalmente se le concede un margen de tiempo para que cambie. Durante ese tiempo, se suelen poner en práctica recursos que hemos escuchado… (Algunas que me han comentado es una perdigonada para que el animal aprenda o meter en un saco al perro, si es de pluma con una liebre o conejo, y pinchar con alfileres, para que se aborrezca)
Sólo algunos cazadores acuden a adiestradores profesionales.

Si no se soluciona este trastorno, el perro suele ser abandonado o sacrificado.

En los últimos años los cazadores han conocido las maravillas del Radio Collar Educativo y acuden a él masivamente.

Yo me he preocupado de aleccionar al cazador que ha querido para que utilice este u otros métodos adecuadamente. Ésa ha sido la clave del éxito. Se ha desarrollado una tarea formativa individual ingente.

Si viesemos un perro fuguista seguramente nos quedará un regusto amargo.

De un lado, cuando le veamos disfrutar a pierna suelta de las cosas sencillas de la calle, le comprenderemos. Cuando veamos el jugo que le saca a su libertad, probablemente hasta sentiremos envidia. De otro, nos percataremos de los peligros que padece y provoca. Nos hará sentir escalofríos.

Nunca olvidemos que durante las fugas un perro puede aprender y practicar conductas indeseables. Muchas conductas de agresividad y depredación, como atacar a las ovejas, matándolas con los dientes u obligándolas a que se despeñen, tienen su origen en un problema de fugas que queda eclipsado por la importancia de las consecuencias.

A veces serán tonterías como aprender a degustar las excelencias gastronómicas de las bolsas de basura, o los excrementos de otros perros.

Otras veces el aprendizaje puede ser más pernicioso porque se relaciona con la conducta agresiva. Puede aprender a adoptar actitudes amenazadoras o plenamente agresivas ante la competencia sexual.

En las fugas un perro puede aprender a agredir y llegar incluso a desarrollar una motivación hostil con la que el propietario no cuenta hasta que se ve sorprendido por ella.

La intervención

Las fugas deben cortarse inmediatamente y definitivamente. Debemos mentalizarnos de esto. La próxima fuga puede ser la última.

Los propietarios de los perros fuguistas son buenos clientes de las compañías de seguros. Pero ésa no es ninguna solución. La cuestión no es quién pagará las consecuencias, sino quién se responsabiliza de evitarlas.

Cada fuga estimula a la siguiente. La continencia al principio exaspera el deseo de fugarse, pero a la larga lo va apagando, aunque en muchos perros no llega a extinguirse del todo jamás.

La psicología de los premios y castigos no sirve de nada.

Muchos perros regresan de sus fugas profundamente arrepentidos. Algunosculebreando, incluso hemos conocido a un par de ellos que sonreían.

Si están arrepentidos, ¿qué sentido tiene el castigo? Además da igual, cuando sienta de nuevo la llamada de la libertad, lo dejará todo y se irá.

Hay que dejar de castigar y de hacer tonterías con las fugas. La solución no consiste en luchar contra la fuga. Hay que olvidarse de las fugas. La solución consiste en mostrarle al perro una manera nueva y correcta de comportarse ante la tentación y en habituarle a ella cuanto antes.

Los propietarios de los perros fuguistas son buenos clientes de las compañías de seguros

Para ello, solamente cabe una intervención que comienza por cortar inmediata y definitivamente las fugas.

Las fugas se cortan con una llamada firme.

Una llamada firme significa que el perro da media vuelta e inicia el regreso,

— inmediatamente de haber percibido la llamada una sola vez,
— siempre, en cualquier situación, aunque esté a punto de montarse una hembra en celo,
— a cualquier distancia.

Todo lo demás no son llamadas firmes. Son llamadas engañosas porque fallan cuando más falta hacen y resultan peligrosísimas, porque confieren al propietario una confianza que puede resultar muy cara.

La llamada firme a un fuguista

La llamada firme se obtiene en algunos casos mediante los oportunos ejercicios de adiestramiento básico.

El Radio Collar Educativo aplicado como castigo, en el sentido vulgar del término, sólo sirve para dar rienda suelta a nuestra agresividad. Es cruel.


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